Rev. Lic. Jorge Bravo C.
A.
Acerca de su teología.
En
la teología de Juan Wesley, a diferencia de otros teólogos contemporáneos,
predominan ampliamente los temas que tienen que ver con la condición humana y
la vida cristiana. La doctrina de Dios y la cristología ceden lugar a la
sotereología: la doctrina de la salvación por la gracia.
Bien
podemos decir, sin temor a equivocarnos que él desarrolla la doctrina de la
justificación y del corazón ardiente. Este énfasis teológico es el aporte de Wesley
a la teología evangélica.
Wesley
no desarrolla una teología sistemática, no porque no tuviera estudios
teológicos, sino más bien una teología práctica, que intente llegar más al
corazón del ser humano y no tan sólo a su mente. En otras palabras, desarrolla
una teología popular en el que Dios esté al alcance del pueblo.
La
necesidad de dar prioridad a este tipo de teología popular es por el estado de
emergencia en que se encuentra la persona humana.
Esta
urgencia está dada en que todas las personas nacen en pecado y están
espiritualmente muertas en este mundo y se van desplazando lentamente hacia una
muerte física.
De
ahí que Wesley deje de lado su interés por desarrollar un tipo de teología
especulativa y controversial para tratar directamente con el problema de cómo
una persona se convierte al cristianismo y de cómo permanece siendo cristiano,
hasta alcanzar su perfección.
Es
por eso que esta situación de las personas, hace que sólo trate aquellas verdades
que son necesarias para la salvación.
Para
Wesley, la religión no es un conjunto de creencias o maneras de adorar a Dios.
Es principalmente “la vida de Dios en el alma humana”. Es la “santidad de
corazón y vida”.
Al
revisar la teología de Wesley podemos ver que ella se manifiesta en los
siguientes hechos:
ü
Vivió como un
evangelista itinerante, dando a conocer el amor de Dios;
ü
Llamó a
multitudes al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo;
ü
Reunió a los conversos en sociedades para su
edificación mutua;
ü
Su principal interés era diseminar la santidad
en toda la nación y en el mundo;
ü
El énfasis en la educación era unir la fe y el
conocimiento por mucho tiempo separados;
ü
Escribió sus sermones y otras obras para
ponerlas al alcance del pueblo.
ü
Salvó a una nación de una revolución
sangrienta, a partir de la proclamación del Evangelio.
B. Dos distinciones importantes.
Wesley en su trabajo teológico fue estableciendo dos
distinciones muy importantes:
Una
primera distinción es entre las doctrinas esenciales y las opiniones.
Veamos algunos aspectos:
§
Existen ciertas
doctrinas indispensables para la fe cristiana, ya que sin ellas no podría ser
el verdadero cristianismo.
§
Wesley a estas
verdades también las llama “fundamentos doctrinales o básicos”.
§
La doctrina de la Trinidad y la doctrina del
pecado original son dos ejemplos.
§
Existen otras
doctrinas de importancia secundaria que un creyente puede aceptar sin llegar a
destruir la raíz de su fe cristiana.
§
A estas doctrinas
secundarias, Wesley las llama “opiniones”.
§
Las opiniones de
una persona no eran condición para pertenecer a las sociedades.
§
Las opiniones de los metodistas sobre un
asunto u otro, no son la marca distintiva.
§
Wesley explicó a sus adversarios, al criticar
las opiniones de los metodistas, que en cuanto a las opiniones que no atacan
los fundamentos del cristianismo, pensamos y dejamos pensar.
La
segunda es entre doctrina verdadera y cómo la doctrina es verdadera.
§
Wesley señalaba
que Dios ha revelado muchos hechos que son verdaderos y éstos se encuentran
registrados en las Escrituras.
§
Sin embargo, Dios
no ha revelado el cómo éstos son así.
§
Por tal motivo, Wesley aconsejaba evitar
cualquier especulación al respecto, ya que el cristiano no está obligado a
creer cualquier teoría que trate de explicar el proceso.
§
Por último, para
Wesley esta información no era esencial para la salvación.
C.
El espíritu ecuménico de su teología.
Wesley
emplea la palabra "católico" para expresar su pensamiento ecuménico.
Ser ecuménico es la aceptación universal de todas las personas que son
verdaderas cristianas.
Su
actitud de tolerancia se ve reflejada en su libertad de respetar las opiniones
y en el pensar y dejar pensar.
En
su Sermón 39, Wesley explica que la diferencia de opiniones es el resultado
inevitable de la debilidad y limitada comprensión del ser humano, acerca del
amor de Dios.
Para
Wesley el espíritu ecuménico es un espíritu humilde que reconoce que nadie
puede estar seguro de que la totalidad de sus opiniones puedan ser verdaderas.
Las
palabras de Wesley: "Si tu corazón es como el mío, dame la mano y mi
hermano serás" revela que para realizar la tarea de proclamar el amor
de Dios y anunciar sus Buenas Nuevas, no debe haber ningún impedimento, basta
el amor y la tolerancia.
Esta actitud de tolerancia permite la unidad de la
Iglesia. Urgente necesidad ante un mundo que cada vez más se separa por
cuestiones de creencias religiosas, ideologías, costumbres y modas, hasta el
hecho de llegar a la guerra, a pesar de plantearse una convivencia común: vivir
en la aldea global.
D.
Las fuentes de su teología.
Según
Wesley, hay cuatro grandes fuentes de ayuda para comprender el conocimiento
cristiano: las Escrituras, la razón, la tradición y la experiencia. Hoy en día
se les conoce como el "cuadrilátero wesleyano".
a) Las Escrituras.-
Para
Wesley los principios fundamentales de su teología se encontraban en la
Escritura.
Ésta
era su única regla de fe.
Todos
sus sermones están llenos de citas bíblicas, no en forma artificial, como
textos de prueba, sino como la expresión natural de una mente cristiana por la
Palabra de Dios.
Pasó
mucho tiempo traduciendo el Nuevo Testamento del original griego para sus
lectores.
En
su sermón sobre “El testimonio de nuestro propio espíritu” (Obras de Wesley,
Tomo I, Sermón 12, pp. 229-230), Wesley pregunta: “¿Qué regla tienen los
hombres para discernir entre lo bueno y lo malo, para dirigir su conciencia?” y
responde diciendo:
“La
norma del cristiano respecto de lo bueno y lo malo es la Palabra de Dios, los
escritos del Antiguo y Nuevo Testamento; todo lo que los Profetas y 'los
varones santos de la antigüedad' escribieron, 'movidos del Espíritu Santo';
toda la Escritura que ha sido 'inspirada divinamente' por Dios, y la que
ciertamente 'es útil para enseñar' toda la voluntad de Dios; 'para redarguir'
los errores; y para 'instruir,' o educarnos, en 'justicia' (2ª Tim.
3:16)".
b)
La razón.-
En
muchos de los escritos de Wesley, la razón ocupa un lugar muy importante.
Por
ejemplo, en su obra “Un llamado ferviente a personas razonables y religiosas”
(Obras de Wesley, Tomo VI, Defensa del Metodismo, pp.20-25), Wesley dice:
”Deseamos
una religión fundada en la razón y de acuerdo a la razón; esto es, en armonía con
la naturaleza de Dios y la del hombre y sus relaciones mutuas. Exhortamos
encarecidamente a todos los que buscan una religión verdadera, a que hagan uso
de toda la razón que Dios les haya dado, investigando las cosas de Dios. Es
razonable amar a Dios, que nos lo dio todo. Es razonable amar al prójimo y
hacer el bien a todos los hombres. La religión que nosotros predicamos y
vivimos está de acuerdo con la más alta razón.”
En
otro momento afirma que este es un principio fundamental para todos los
metodistas, que renunciar a la razón significa renunciar a la religión, que la
religión y la razón van de mano en mano, y que toda religión irracional es
falsa.
Wesley
vivió en una época racionalista y no estaba de acuerdo con los místicos que
despreciaban a la razón, señalando más bien que el Señor y sus apóstoles
razonaban constantemente con sus enemigos.
Finalmente,
Wesley sostiene que la razón no puede engendrar la fe, ni la esperanza, ni el
amor de Dios o al prójimo; pero nadie debe despreciarla, porque rinde grandes
servicios en echar los fundamentos de la verdadera religión y en dirigirnos en
la práctica de la vida cristiana.
La razón humana es un regalo de Dios y no hay que
menospreciarla ya que ésta nos es útil para el descubrimiento y la
investigación de la verdad.
c)
La experiencia.-
Esta
tercera fuente de la teología de Juan Wesley es tal vez la más resaltante de su
pensamiento.
Él
encuentra en la experiencia la prueba y la confirmación del Evangelio y el
centro de la certidumbre cristiana.
Esto
no significa desmerecer la importancia insustituible de las Sagradas
Escrituras, ni el valor de la tradición eclesiástica. Para Wesley el
cristianismo según las Sagradas Escrituras es el cristianismo de la experiencia
personal.
Un
sermón ejemplar sobre este asunto es: “El cristianismo bíblico” (Obras de
Wesley, Tomo I, pp.73-97). Quien tenga estas experiencias no dudarán de la
verdad del Evangelio de Dios en Cristo, de la realidad del perdón de Dios y de
la renovación sobrenatural de su vida.
Wesley
a pesar de que muchas veces recurrió a los argumentos racionales, en última
instancia apela a la experiencia religiosa personal y la conciencia íntima y
constante de la presencia y obra de Dios.
Esta
apelación se convierte en una nueva manera de vivir la vida cristiana y se
echan las bases de la teología del movimiento metodista; por extensión, de la
teología evangélica actual.
Finalmente,
Wesley después de treinta años de su experiencia de conversión, escribió en su
segundo discurso sobre “el testimonio del espíritu”, “la experiencia es
suficiente para confirmar una doctrina que se basa en las Escrituras.” (Obras
de Wesley, Tomo I, p. 224).
d)
La tradición cristiana.-
Wesley
tenía una admiración muy particular por los padres cristianos, desde Clemente
de Roma hasta Cipriano, que corresponden a los tres primeros siglos de la
iglesia cristiana; y esto porque ellos dan testimonio de su experiencia
personal del evangelio.
Consideró
valioso el aporte de la Reforma del siglo XVI, ya que desde esa perspectiva la
Iglesia Anglicana elaboró el Libro de Oración Común, los Treinta y Nueve
Artículos de Fe, y las Homilías.
Wesley
encontró en dichos escritos su propia doctrina de la justificación por la fe y
es por eso que tuvo una actitud muy crítica contra los ministros de su tiempo
por haberse apartado de la sana doctrina.
Resumiendo
podemos afirmar que las fuentes de la teología de Juan Wesley son cuatro: las
Sagradas Escrituras, la razón, la experiencia religiosa, y la tradición
eclesiástica.
Pero
las fuentes principales son sólo dos: Las Sagradas Escrituras y la experiencia
religiosa del creyente.
Para
Wesley la razón ejerce cierta función crítica y reguladora en la reflexión, la
creación natural ofrece al ser humano cierto material para la reflexión
filosófica, y la tradición eclesiástica tiene hermosos tesoros que no deben
despreciarse; pero la fuente principal
son las Sagradas Escrituras, interpretadas y
confirmadas por la experiencia del creyente cristiano.
E.
Contenido de su teología.
Brevemente
damos a conocer las doctrinas fundamentales que Wesley sostuvo y defendió:
·
La Divinidad de
Cristo.
·
La Caída y
Corrupción del Hombre.
·
La Redención
Universal.
·
El Nuevo
Nacimiento.
·
El Testimonio del
Espíritu Santo.
·
Entera
Santificación o Perfección Cristiana.
·
La Resurrección
de los Muertos.
·
Juicio Final.
·
Recompensa y
Castigo Eterno.
En
resumen podríamos decir que todos estos temas de la teología de Wesley están
desarrollados desde la doctrina de la justificación y del corazón ardiente.
Núcleo teológico de todo su pensamiento y quehacer.
Por
otro lado, el avivamiento espiritual que produjo el Espíritu Santo en la vida
de Wesley y orientado por este pensamiento teológico, ha sido el más largo de
la historia y con mayor dimensión social (santidad personal y santidad social).
BIBLIOGRAFÍA
El
Libro de la Disciplina Metodista, IMU, 2000, USA.
El
Wesley del pueblo, W. Mc. Donald, CUPSA, 1985, México.
“Estas
Doctrinas Enseño”, Guía de Estudio para las Obras de Wesley, Celsa Garrastegui
y William Jones, Wesley Heritage Foundation Inc., 2002, USA.
Genio
y Espíritu del Metodismo Wesleyano, Gonzálo-Baez Camargo, CUP, 1962, México.
John
Wesley: Santidad de Corazón y Vida, Charles Irigoyen y Ruth Daugtherty, IMU,
1995, USA.
Juan
Wesley Evangelista, Francis Gerald Ensley, CUP, 1993, México.
Juan
Wesley: herencia y promesa, Justo L. Gonzáles, Publicaciones Puertorriqueñas
Inc., 1998, Puerto Rico.
Juan
Wesley: su vida y su obra, Mateo Leliévre, CLIE, 1988, España.
La teología de Juan Wesley y la nuestra, B. Foster
Stockwell, La Aurora, 1962, Argentina.
Obras de Wesley, 14 tomos, Wesley Heritage
Foundation Inc., 1998, USA.
Principios del Movimiento Metodista,
Carlos T. Gattinoni, Edic. Servir, 1982, Argentina.
Licenciado
en Teología en el Instituto Universitario ISEDET, Buenos Aires-Argentina. Ex-Obispo de la Iglesia Metodista del Perú.
Buenos días por favor pongan este articulo del Rev. Bravo en pdf para poderlo guardar y leer. Gracias
ResponderEliminarHola me pareció muy interesante la publicación de éste blog, muchas gracias.
ResponderEliminar